El branding en una marca es como cuidar un jardín. Se plantan semillas (valores e identidad) y se riegan con mensajes coherentes y experiencias positivas. Con el tiempo, estas plantas crecen y florecen, atrayendo a más personas que disfrutan de su belleza y frutos, transformándose en un paraíso floreciente, donde cada visitante encuentra un rincón especial que los enamora y los hace volver una y otra vez.